ROSANA MENÉNDEZ | Makeup Artist | Túnez
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Túnez

10 Abr Túnez

Hace ya 16 años de mi viaje a Túnez y aunque algunas cosas ya se me han olvidado conservo en mi memoria las sensaciones que me produjo salir por primera vez de España así como conocer una cultura radicalmente opuesta como es la musulmana.
Hace años era muy seguro viajar a este país si bien ahora y en vista de los tristes acontecimientos que día a día nos inundan en las noticias, los países árabes han dejado de estar en mi lista de viajes al menos de momento si bien un país que quiero visitar algún día es Turquía.
En la entrada de hoy os voy a dar pocos datos me temo ya que de aquella el organizar viajes por Internet no era algo habitual ya que ni tan siquiera la mayoría de la gente, incluida yo, teníamos ordenador en casa.
Fechas
Viajé a Túnez en la segunda quincena de Agosto del año 2000, un viaje organizado por la agencia de viajes Minotours ubicada en la C/ Marqués de Santa Cruz de Oviedo. No recomendaría viajar en el verano como hice yo ya que las temperaturas que allí se alcanzan son absolutamente infernales. Lo máximo a lo que llegué a estar allí fueron 46 grados y os aseguro que aquello era el puñetero infierno.
Precio
Pagamos por este viaje casi 80.000 pesetas (aún faltaba un añito para la entrada del Euro) y nos incluía, billetes de avión y un circuito por las principales ciudades del país, con alojamiento y régimen de pensión completa, todo ello para 2 personas.
Documentación
Pasaporte en vigor
Moneda
La moneda en curso legal en Túnez es el Dinar Tunecino y en la actualidad el cambio con nuestro euro es de 1€=2,30 TND (dinares tunecinos). Este cambio es aproximadamente ya sabéis que esto fluctúa por días.
Nosotros cambiamos el dinero en el mismo hotel pero de esto ya hace muchísimos años ahora y por lo que me he informado para escribir este post, es mejor cambiar en los bancos o en las casas de cambio si bien en algunos comercios aceptan el pago en euros ya que salen ganando dado que el dinar es una moneda bastante débil frente a nuestro euro.
Otra cosa que tenéis que tener en cuenta si viajáis a este país es que Túnez prohíbe la salida de su moneda al extranjero (su exportación para ser exactos) con lo cual tendréis que ir cambiando dinero poco a poco en función de lo que vayáis necesitando y si a la vuelta os sobran dinares deberéis cambiarlos por euros para salir del país.
Cómo llegar
En avión. Hay muchas compañías aéreas que vuelan en la actualidad a Túnez, yo particularmente lo hice con TunisAir y los billetes de avión estaban incluidos en el precio que os he dado antes.
Alojamientos
Los hoteles en general recuerdo que estaban bastante bien, supongo que con el paso de todos estos años habrán mejorado bastante pero cuando yo fui ya eran hoteles especialmente preparados para el turismo, con reconfortantes habitaciones con aire acondicionado y casi todas con unas vistas espectaculares.
Personal muy atento y siempre dispuesto a agradar al turista.

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Idioma
La verdad que en casi todos los hoteles en los que estuve siempre había alguien que parloteaba español, si bien el idioma no resultó un problema ya que en todo momento llevábamos un guía que hablaba perfectamente el castellano y por supuesto el árabe, idioma oficial del país.
También está muy extendido, sobre todo en las principales ciudades y en las zonas turísticas el uso del francés.
Comida
La comida allí es básicamente una cocina magrebí con muchas verduras y carnes, sobre todo de cordero y en algunas regiones de camello. El pescado también aunque sobre todo en zonas de costa.
En los hoteles en los que estuve te podías encontrar con la típica comida tunecina como el famoso cuscús pero también con platos occidentales para los más reticentes a probar otro tipo de sabores.
En Túnez es donde empecé a comer sandia y es que en aquel viaje la sandia parecía acompañarnos a todos los lados, al desayuno, a la comida y a la cena incluso como tentempié entre horas en algún puesto callejero pero la verdad no me importaba porque en Agosto en Túnez os podéis imaginar que precisamente frío no hace.
Importante no beber agua del grifo, al menos de aquella, así que las botellas de agua mineral se convirtieron en nuestras mejores amigas, eso sí, había que revisarlas bien cuando las comprábamos porque a veces te daban una botella que había sido abierta y «rellenada» con agua de dudosa procedencia.

Visitas
Empezamos la ruta en autobús partiendo desde Monastir, ciudad en la que habíamos llegado la noche anterior al aeropuerto.

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De Monastir viajamos a Cartago, ciudad fundada por mercaderes fenicios y que llegó a ser la segunda ciudad más importante del Imperio Romano, capaz de disputar a la mismísima Roma, la hegemonía del Mar Mediterráneo. En Cartago básicamente se visitan las ruinas arqueológicas de la ciudad, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.
Las fotos que os pongo son extraídas de Internet ya que las que yo saqué en su día ya no las tengo.

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Pasamos también por Sidi Bou Said un pueblo costero que desde 1920, una ley obligó a sus habitantes a pintar sus casas de blanco a excepción de las puertas y ventanas que tenían que ser de color azul claro.
Ignoro si en la actualidad esa ley sigue en vigor o si el pueblo mantiene este principal atractivo para atraer al turista pero la verdad que es un pueblecito absolutamente precioso, de cuento, con unas vistas espectaculares como podéis ver en las fotos.image

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Como no, visitamos la capital, Túnez, el centro de las actividades industriales, comerciales y culturales del país, aunque de esta ciudad tan caótica solo visité el Museo del Bardo , donde podréis encontrar una de las mejores y más grades colecciones de mosaicos romanos y el Zoco, callejuelas donde se establecen tenderetes de comerciantes y artesanos de los distintos gremios de oficios y en donde disfruté como una enana, comprando y regateando.

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Como no puedo precisar el orden en el cual visité estas ciudades ya que han pasado muchos años y no conservo los planos ni las hojas de ruta que nos dieron, os las voy a enumerar según me vaya acordando pero tened en cuenta que puede que me equivoque.

En Matmata visitamos unas casas subterráneas bajo la arena del desierto y que no son más que pozos excavados a unos 10 metros de profundidad con el fín de protegerse del sol y del calor del desierto.
Aquí me tenéis en plan turisteo posando con una mujer que buenamente nos dejó entrar a ver su casa a cambio de unos dinares de propina.

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En Douz se encuentra lo que los tunecinos llaman la puerta del desierto aunque en realidad el Sahara empieza unos 20 kilómetros más al sur. Al llegar aquí nos alojamos en un hotel precioso, como un oasis en mitad del desierto, con palmerales alrededor, una piscina que con la luz del atardecer del desierto parecía de color rojo fuego, cestas de frutas a cada paso que dabas, hamacas suspendidas entre palmera y palmera, jaimas por los alrededores y en las que por módico precio podías pasar la noche como un auténtico marajá, un verdadero sueño de hotel de verdad, lo recuerdo como si aquello fuera un paraíso.
Antes de llegar al hotel recuerdo que tuvimos la oportunidad de vestirnos de improvisados tuaregs y montar a camello, cosa que al principio a mí no me hizo mucha gracia ya que con el calor que hacía no me apetecía ponerme lo que para mi mente occidental no eran más que unos trapos que daban calor.
Pues bien, he de decir que si en el desierto llevan esas ropas es por algo porque la sensación de calor que tenía disminuyó considerablemente al ponerme el atuendo típico tuareg así que primera lección del viaje aprendida.
Mirad qué cara de pocos amigos tengo aquí en la foto, vestida con estas pintas de tuareg.

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De camino a no sé cuál ciudad que no recuerdo atravesamos la mayor superficie salina del Sahara, el lago Chott El Djerid , yo esperaba encontrarme un pedazo de lago inmenso tipo oasis en mitad del desierto y lo que me encontré no fue más que una inmensa llanura llena de montoncitos de sal y es que tal como nos explicaron luego, es muy difícil y más en la época del año en la que íbamos nosotros, encontrar un ápice de agua debido a las altas temperaturas alcanzadas durante el verano así que mi gozo en un pozo. No obstante aquí el documento gráfico con los montoncitos de sal y la barquito de fondo.

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Los últimos días del viaje los pasamos en Sousse, en el hotel La Roseraie quizá de todos en los que nos alojamos el de peor categoría pero al menos contaba con aire acondicionado en las habitaciones, suficiente para mí.
He intentado buscarlo en Internet para poneros el enlace pero por más que he buscado no lo he encontrado así que supongo que o le habrán cambiado de nombre o simplemente ya no existirá.
Teníamos la playa enfrente y durante los últimos 3 días de viaje bajábamos todos los días a darnos un baño aunque refrescar nos refrescábamos poco ya que el agua estaba muy caliente.
Una de las cosas que me llamaron la atención, era la cantidad de niños que se acercaban a los turistas para conseguir alguna limosna, cogían del suelo las tan famosas piedras que llaman «rosas del desierto» y que allí salen por generación espontánea y te las trataban de vender por unos dinares cuando tú mismo acababas de ver de dónde la habían recogido.

Guardo un precioso recuerdo de una apacible tarde caminando por un pueblo, de cuyo nombre no me acuerdo, cuando al atardecer, el iman de la mezquita empezó a llamar a la oración a sus fieles y durante un rato estuve paseando por esas calles, acompañada por esos cánticos tan bonitos y que me dieron tantísima paz en ese instante, sin duda ese fue uno de los momentos más mágicos de ese viaje y lo recordaré toda mi vida.

Conclusión final
¿Recomiendo ir a Túnez? Pues para ser sinceros en este momento no, no hace falta que os explique cómo está la situación hoy en día con el tema del terrorismo islámico, acordaros de los atentados contra el museo del Bardo y contra la zona turística de Sousse en el 2015.
Es un país al que seguramente no vuelva y ya no por lo que os he comentado antes sino porque no conecté con él, seguramente la culpa fuese mía ya que para mí, una joven de tan solo 24 años que salía de España por primera vez, fue un choque de culturas bestial y no estaba preparada para ello así que para una primera toma de contacto con el extranjero reconozco que fue demasiado para mí.
Bueno no sé que os ha parecido esta entrada dado que a penas puedo aportar datos concluyentes sobre el viaje y algunas cosas se me han olvidado pero es que han pasado 16 años ya. Además tendréis que perdonarme por la calidad de las fotos, primero porque hace tantos años los teléfonos móviles no hacían fotos, segundo porque la cámara que llevaba de aquella era de las de carrete y tercero explicaros que apenas puedo aportar fotos del viaje ya que ese viaje lo hice con un novio que tuve y cuando lo dejamos él se quedó con gran parte de las fotos.
No obstante espero que os haya servido al menos para entreteneros un poquito y que conozcáis algo más de Túnez.
Hasta pronto

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